Sexualidad y vejez son dos términos que nuestra sociedad ha tendido a contraponer. Con frecuencia se ha relacionado la vejez con la disminución de la sexualidad e incluso con su desaparición. Son numerosos los prejuicios derivados de aspectos religiosos, culturales, sociales, etc. que han contribuido a otorgar una escasa relevancia a la sexualidad en esta etapa de la vida, y a olvidar la influencia de ésta sobre la calidad de vida de las personas mayores.
Las personas desarrollan su sexualidad durante la adolescencia y esta nos acompaña durante la vida adulta, incluida la vejez. No existe ningún fundamento científico que demuestre una disminución del deseo o de la actividad sexual durante esta etapa. Es cierto que el aparato genital humano sufre una serie de cambios que pueden condicionar la vivencia de la sexualidad, pero es necesario subrayar que la sexualidad no es una función puramente biológica, sino que existen condicionantes sociales y psicológicos que pueden influir más decisivamente en la sexualidad de las personas mayores. (López, Aldave y Varela, 2014).
Las personas desarrollan su sexualidad durante la adolescencia y esta nos acompaña durante la vida adulta, incluida la vejez. No existe ningún fundamento científico que demuestre una disminución del deseo o de la actividad sexual durante esta etapa. Es cierto que el aparato genital humano sufre una serie de cambios que pueden condicionar la vivencia de la sexualidad, pero es necesario subrayar que la sexualidad no es una función puramente biológica, sino que existen condicionantes sociales y psicológicos que pueden influir más decisivamente en la sexualidad de las personas mayores. (López, Aldave y Varela, 2014).
De hecho, los que han llevado a ignorar esta esfera de la vida de las personas mayores. Así, la vida sexual de estas personas es un ámbito muy poco conocido por el conjunto de la sociedad, y especialmente, por ellas mismas.
Estos condicionantes en torno a la sexualidad de los mayores, se basan principalmente en creencias culturales y religiosas. Además, muchas de estas creencias se fundamentan en la idea de que la sexualidad y la reproducción van unidos y que, a medida que las personas pierden la capacidad reproductora, desaparece también la necesidad de vivir la sexualidad. Algunas de los mitos más destacados son:
Mitos de tipo cultural
- El interés por el sexo es un hecho anormal en las personas mayores
- El sexo se acaba con la edad
- Los mayores son seres asexuales
- Las personas mayores no tienen suficiente capacidad fisiológica que les permita tener conductas sexuales
- La sexualidad se debilita en la menopausia y desaparece en la vejez
Mitos de tipo religioso
- El sexo en las personas mayores es pernicioso y vicioso
- El sexo en las personas mayores es vergonzante
- La actividad sexual puede ser peligrosa en esta etapa
Este tipo de creencias, en muchos casos, fuertemente arraigadas tienen una gran repercusión negativa en la sexualidad de los adultos mayores, por lo que es imprescindible acabar con estos los mitos y tener claro que todas las personas tienen derecho a desarrollar esta faceta en cualquier momento de su vida.
En este sentido, las teorías actuales sobre sexualidad y tercera edad defienden que la sexualidad y la afectividad son inherentes al ser humano y, por tanto, solo finalizan con la muerte. Por ello, los individuos modifican a lo largo de su existencia la forma en que viven la actividad sexual, adaptándola a sus condiciones físicas, pero en ningún caso desaparece.
En este sentido, las teorías actuales sobre sexualidad y tercera edad defienden que la sexualidad y la afectividad son inherentes al ser humano y, por tanto, solo finalizan con la muerte. Por ello, los individuos modifican a lo largo de su existencia la forma en que viven la actividad sexual, adaptándola a sus condiciones físicas, pero en ningún caso desaparece.
Desde esta perspectiva, es necesario favorecer el reconocimiento del derecho a la vivencia de una sexualidad plena por parte de las personas mayores, que vaya acompañado de la posibilidad de ejercerlo. Pero, ¿contextos como las residencias de mayores están preparados para afrontar la sexualidad de sus mayores? ¿Y los profesionales de este ámbito? (López, Aldave y Varela, 2014).
- Pluripatología y grado de discapacidad. Uno de los hechos que influye más decisivamente en el cese de la actividad sexual es la incapacidad física asociada a enfermedades. A ello se añade también los efectos secundarios ocasionados por los fármacos suministrados para el tratamiento de enfermedades, y que pueden provocar una disminución del deseo sexual o una disfunción eréctil en los varones.
- La viudedad. La defunción de la pareja supone en muchos casos la interrupción de las relaciones sexuales.
- La falta de intimidad. El hecho de compartir vivienda con familiares o la institucionalización en residencias, provoca una falta de intimidad de las personas mayores. Disponer de espacios privados facilitaría a los adultos mayores vivir su sexualidad.
Por último, es necesario incluir una serie de recomendaciones, ofrecidas por el Centro Virtual sobre el Envejecimiento (2015), con el fin de que las personas mayores puedan disfrutar de la sexualidad con responsabilidad y cuidado.
1. El ejercicio físico moderado puede ayudarte en tus relaciones sexuales.
2. No caigas en la pasividad o el aislamiento, el deseo sigue existiendo, aunque en la práctica sea diferente.
3. Consulta con tu medico cualquier duda o problema que surja en tus relaciones Puede tener una solución fácil.
4. Aléjate de los estereotipos en relación a la sexualidad y trata el tema de manera normalizada y respetuosa.
5. Valora modificar pautas y hábitos sexuales si existen patologías cardiovasculares, respiratorias o articulares.
6. Mantener activa esta faceta tiene repercusiones positivas en tu cuerpo y mente.
7. Habla con tu círculo familiar más cercano para que no se establezcan barreras y muros innecesarios.
8. No tener pareja no significa renunciar al sexo. Aumenta tus círculos sociales, conoce gente y mantén abierta la posibilidad
9. La sexualidad es algo natural que todos tenemos derecho a experimentar y practicar, independientemente de la edad.
1. El ejercicio físico moderado puede ayudarte en tus relaciones sexuales.
2. No caigas en la pasividad o el aislamiento, el deseo sigue existiendo, aunque en la práctica sea diferente.
3. Consulta con tu medico cualquier duda o problema que surja en tus relaciones Puede tener una solución fácil.
4. Aléjate de los estereotipos en relación a la sexualidad y trata el tema de manera normalizada y respetuosa.
5. Valora modificar pautas y hábitos sexuales si existen patologías cardiovasculares, respiratorias o articulares.
6. Mantener activa esta faceta tiene repercusiones positivas en tu cuerpo y mente.
7. Habla con tu círculo familiar más cercano para que no se establezcan barreras y muros innecesarios.
8. No tener pareja no significa renunciar al sexo. Aumenta tus círculos sociales, conoce gente y mantén abierta la posibilidad
9. La sexualidad es algo natural que todos tenemos derecho a experimentar y practicar, independientemente de la edad.
Bibliografía:
Centro Virtual sobre el Envejecimiento. (2015). Infografía: 9 recomendaciones para disfrutar de la sexualidad en la tercera edad. [en línea] Recuperado de http://www.cvirtual.org [Consultado 12 abril 2016]
López, M.; Aldave, S.; Varela, A. C. (2014). Características y necesidades de las personas en situación de dependencia. Madrid: Ediciones Paraninfo, S.A.
Centro Virtual sobre el Envejecimiento. (2015). Infografía: 9 recomendaciones para disfrutar de la sexualidad en la tercera edad. [en línea] Recuperado de http://www.cvirtual.org [Consultado 12 abril 2016]
López, M.; Aldave, S.; Varela, A. C. (2014). Características y necesidades de las personas en situación de dependencia. Madrid: Ediciones Paraninfo, S.A.
Eyanira Blanco Prados
Facultad de Trabajo Social
Universidad Complutense de Madrid
No hay comentarios:
Publicar un comentario